Kay Ray polariza. Quien acuda a su espectáculo necesita valor. Pero quien se arme de valor será recompensado al 100%: con una voz expresiva, el noble punk andrógino canta grandes gemas del pop, interpreta de forma poco convencional a grandes divas como Marlene Dietrich o Zarah Leander y cuenta historias encantadoras, desenfadadas, descaradas y autoirónicas sobre grandes políticos y pequeñas nimiedades, provincianos estirados, peluqueros excéntricos, reinas histéricas o tías raras. Un príncipe rana chillón, deslumbrante y versátil, para besuquear y "darse contra la pared", que alberga un príncipe sensible y despierto. Kay Ray es provocador, tiene "tráfico de público desprotegido", es exagerado y apasionante, y como ningún otro sabe maniobrar entre la suciedad y la sensibilidad como un caminante de sueños. Kay Ray adora a su público y el público le adora a él.